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Una foto, una historia. El día que Fangio conmovió a Caracas
24-03-2019

 

En la Venezuela de los años 50 creerse Fangio era un reconocimiento al volante argentino y ocupó tal referencia criolla la identificación con el corredor, varias décadas después de su visita a la ciudad de Caracas. Así lo describe en su trabajo Eneida Valerio Rodríguez, una comunicadora social de ese país.

Eneida Valerio Rodríguez es licenciada en comunicación social y profesora asociada del Instituto Universitario Tecnológico Santiago Mariño de Venezuela. En la cátedra de Lenguaje y Comunicación, orientación, metodología de la Investigación y cultura regional escribió sobre la histórica visita de Juan Manuel Fangio a Caracas en 1955. El texto que envió a La Vanguardia expresa: “en la Venezuela de los años 50 creerse Fangio era un reconocimiento al volante argentino y ocupó tal referencia criolla la identificación con el corredor, varias décadas después de su visita a la ciudad de Caracas. Marcó su breve estadía en el país, una etapa privilegiada del automovilismo, que no se repitió en circunstancias similares.  Venezuela, organizó en 1955 “El Primer Gran Premio Internacional. Las pistas del Círculo Militar en Caracas fue el asiento de la competencia y recibieron críticas  por no ser las mejores para el evento dado la importancia del mismo. La capital venezolana, llamada la ciudad de los techos rojos, los mostraba colindantes a la falda de El Ávila, el cerro que la circunda para definir su valle, de especiales cafetales, Escuela de Música y de Pintura en tiempos de la colonia. La ciudad, puerta de entrada de la América Latina, exhibía una población con tradiciones seculares en la mezcla de sus razas. Estaba presta a dejarse marcar por corrientes migratorias provenientes desde Europa en un programa definido por el gobierno del momento, que buscaba mano de obra para emprender el necesario crecimiento y desarrollo. El proceso de transculturización fue exitoso. El mestizaje con los ciudadanos  europeos, llegados  a pocos años de concluir la Segunda Guerra Mundial se dio con inusitado entusiasmo y éxito. Quizás tal condición, marcaba la presencia de Fangio con  cierta seducción. Los ojos  azules del volante argentino, su estilo de trajes a la medida y modales esmerados, sellaron la empatía con el pueblo venezolano. La época marcaba las mejores comunicaciones existentes, pero no era tan rápida la recepción de noticias al interior del país a través del teletipo que no cesaba de teclear. Sin embargo, toda Venezuela, apreció el símil de velocidad con aquel piloto y así se decía entrada la década de los 70.  El 6 de noviembre, el triunfo de Juan Manuel Fangio se coronó en un imponente Maserati 300 color rojo en la categoría Sport. Selló una de las 5 carreras ganadas en su historial que lo definen como uno de los más importantes automovilistas del mundo. Debió correr con un automóvil Mercedes Benz pero circunstancias de la empresa alemana alejaron tal posibilidad. Fangio, para cumplir su compromiso con nuestro país, lo hizo con la marca italiana. El piloto argentino, se impuso en medio de la participación de otros. El criollo, Pancho “Pepe” Croquer fue desplazado al segundo lugar. Aquel noviembre de 1955 fue sorprendente en noticias internacionales para el país. Antes de Fangio, un inolvidable  personaje icono de las mejores tradiciones argentinas; Carlos Gardel visitó a Caracas y también a la occidental ciudad de Maracaibo. Corría el año de1935, uno antes de su fatídico accidente en Medellín. El Hotel Granada, desvencijado en su vetusta y ruinosa estructura guarda todavía, la historia oral del alojamiento del grande del tango. Gardel se hospedó allí. Resumía el confort de la ciudad petrolera que se había iniciado años antes en varias experiencias. Bailó en Caracas en la cena de honor que le fue ofrecida con la ocasión de su visita, con la animadora venezolana Cecilia Martínez fallecida, hace pocos años con más de 100 encima. ”Bailé con un hombre de modales especiales “nos dijo en una entrevista para la radio hace un tiempo atrás.

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